A veces siento que debo escribir, es como una norma,
una forma de liberar mis cuerdas empujando lo que estorba.
Simplemente asoma, cojo un bolígrafo y suelto la bomba
para que mi cabeza no estalle y no se encadene en dogmas.
Menos que más hoy sonrío, no puedo, me sobran kilómetros.
Cuando veo a mi ángel sin alas nada parece correcto.
¿Cómo hablar de justicia ante tal imposibilidad de sueños?
Trinco el metro, ya no vuelo, sólo mido la impotencia que siento.
Déjame un poquito más, es demasiado, ya no llego.
Nadie sabe dar porqués, ni cómos ni cuándos.
Ni siquiera Tú, que creo en Ti, aportas lo necesario.
Si le estás viendo desde arriba, ¿ayudarle cuesta tanto?
Mientras mi corazón tiene fe, mi cabeza se ahoga en el llanto.
Ya ves, veo sin ver, observando que no hay visión
capaz de hacer entender por qué he de escribir esta canción.
Su mirada es demasiado dulce para ver algo tan amargo.
Siempre sonríe, ese es su fuerte, camina aunque no haya escenario.
Podrías darle Tu mano, sólo rozarle y que se levante.
El mundo sería más justo y eso también lo sabes...
Ya sé que somos libres pero él no tuvo opciones,
nació con el alma pura y el cuerpo entre barrotes.
Cuántos corazones podridos siguen latiendo llenos de vida,
mientras un ángel así debe dejar sus alas en una silla...