martes, 30 de noviembre de 2010

Grayland


Los claxons de los coches amartillan las aceras,
los borrachos se amontonan y las putas se amotinan.
Las drogas se transportan sin cuidado en carreteras,
las reglas son huérfanas, sobre ellas se vomita.

La moral es un felpudo en ninguna puerta,
las esencias delirantes en tiendas 24 horas.
El sexo es un billete de ida, nunca de vuelta,
los marineros se beben el mar donde ya no moran.

Las flores luchan entre sí para florecer más bellas,
para luego deshojarse por el lote de ser efímeras.
Lo duradero se cuenta en chistes de tabernas,
los cuadros apestan a colores y huelen a quimeras.

No preguntes a lord Henry, está encerrado,
dicen que perdió la cabeza en su manual.
Y cuidado, no te seduzcan aquellos atractivos pasos,
él se esconde y murmura, ríe y llora, es infernal;
Dorian Gray sobrevive en el humo de cada cigarro,
en el mundo ya no hay distinción entre el bien y el mal.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Tanto...


Despertar y ser lo primero que ver... Indescriptible.
Amarte con cada fibra de mi ser, tanto que no pueda definirlo por miedo a que se quede demasiado pequeño... Maravilloso.
Enredar mis dedos en los tuyos acunada en tu hombro, o recorrer tu espalda antes de dormir... Ensueño.
Tener ganas de reír hasta explotar... ¡Feliz!

Y todo eso sintiendo que el mundo de fuera puede ser como nosotros queramos, aunque tampoco importe demasiado, porque nuestro mundo real es perfecto... Plenitud.

24-7.

¡Reír!

De esos días en los que el mundo parece mucho mejor.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Andando va...


Si pisas sobre nada, ¡a nada vas! Pero si pisas a los demás… ¿Te has parado a pensar que lo que es nada para ti puede ser una porción de todo para alguien? No importa que vayas descalzo… no pises, no, no tienes derecho a desnudar con tu pie la tierra.

Hay ojos que lo saben todo y lo dicen. ¿Me has mirado? Los míos hablan, y escuchan… El tiempo en ellos desaparece y se convierte en algo fundamental a la vez. No es contradicción, ¡es la vida!

lunes, 22 de noviembre de 2010

Injusticia.


Dejad de hacer daño...

"Es lo que hay"


¿Merece la pena ser buena persona? Cómo no voy a preguntarme eso alguna vez, aún sabiendo que soy la mayor hipócrita porque me sé de sobra la respuesta... Lo que pasa es que de vez en cuando me gusta que me lo recuerden. Lo que pasa es que de vez en cuando necesito que me lo recuerden. Y sí, eso también es hipócrita, y lo seré, supongo. Pero los tópicos emo negros dark queen de que la gente es un asco me los paso yo por donde me los paso. Que no consiste sólo en quejarse, que no, que hay reflexión...
Interés. Eso es lo que se ve en la mayor parte de las relaciones que nos rodean. Está guay salir de fiesta, está guay tomarse un cubata y está muy guay reirse y hacer el tonto. Claro que sí. Pero, ¿dónde se mete toda esa gente de brugal cola y vodka limón cuando hay un problema? Joder, si soy una tía de puta madre para ti cuando salgo y cuando necesitas hablar... coño, me parece raro que tú no preguntes qué tal estoy con disposición a escuchar (y no al típico "hola, qué tal, dos besos")
Y así funciona. Es asqueroso.
La amistad... ¿dónde está? Nos venden Friends, películas y series donde se ensalza ese concepto. Sería perfecto mirar alrededor y verte rodeado de personas que te conocen y que te quieren tal y como eres, ¿no?
Sí... que te conocen...
Pero, ¿quién se molesta en conocer? ¿Quién se molesta en ser buena persona? ¿Quién se molesta en cuidar a los que sí lo son y se preocupan por demostrarlo día a día? Aunque es posible que no los vean... Será eso.
Y en el fondo doy gracias porque hay una persona en este gran mundo que me conoce tal y como soy, que me quiere y que me completa, que me escucha de verdad...
¿El resto? La mayoría se miran los pies, y eso con suerte, porque normalmente suelen pisar charcos de barro y es entonces cuando toca limpiarles las zapatillas...

Pero sí, merece la pena ser buena persona. Siempre.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Estoy, me siento... viva.


Es de noche. La catedral de Salamanca ilumina como solo ella sabría hacerlo el huerto de Calisto y Melibea. De los que dan nombre al jardín se conocen variopintas historias y diversos finales.

Ella debería sentirse pequeña ante esa historia de amor tan grande. O al menos debería sentirse impresionada. Sin embargo se siente más grande que nunca. Ve su pelo rubio alborotado, el brillo de sus ojos, la luz reflejada en su piel... pero lo ve desde los ojos de él. Y se ve como siempre ha querido verse.
Las historias de amor de los cuentos, de los libros... le siguen pareciendo preciosas porque después de todo es literatura. Pero las ve desde otra perspectiva. Ella está viviendo la mejor historia de amor posible, y es real. Él es real. Lo que siempre había imaginado, lo que siempre había pedido, lo que siempre había concebido como casi imposible... es él, y es real. Puede tocarle, sentirle y amarle como a nadie.
Le mira bajo aquella luz perfecta y piensa que jamás había amado de esa forma, jamás había sabido explicar más torpemente todo lo que siente y desea expresar porque las palabras siempre acaban quedándose cortas, jamás había deseado tanto decir una y otra vez "eres el amor de mi vida", jamás se había notado tan vulnerable y a la vez tan fuerte... jamás había mirado a nadie a los ojos y había notado cómo su alma ya no le pertenecía. Jamás había sido tan feliz.
Parecen dos niños tirando dos letras de papel albal por un pozo lleno de candados y pidiendo dos deseos... solo ellos saben lo que quieren decir sin decirse nada.
Y ella vuelve a mirarle una vez más. Es perfecto.

La catedral de Salamanca sigue aportando su luz, pero es pequeña en comparación a la que ellos generan agarrados de la mano mientras la van dejando atrás.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Amarte.


Cuando tus brazos me estrechan y mi cuerpo se enreda en el tuyo; cuando las sábanas recogen la textura del amor; cuando tus dedos sirven de amarre al mejor de los mundos posibles; cuando tu calor es mi calor y viceversa; cuando no importa que sea de noche, de día, que llueva o que truene fuera, porque estamos juntos; cuando la risa es el interludio hasta que volvemos a fundirnos en la mayor melodía; cuando abrir los ojos significa que tú vas a ser lo primero que vea; cuando me da miedo moverme para no despertarte; cuando la confianza es inmensa; cuando no queremos decirnos adiós y buscamos cualquier tema para no marcharnos, o cualquier excusa para darnos la vuelta y pedir un beso más; cuando estamos tan cerca que podemos respirar con el aire del otro; cuando miro tus ojos y me veo en ellos; cuando aprieto tu mano o la acaricio mientras conduces y tú sabes qué quiero decir; cuando miro el mundo a través de las ventanillas del coche y me siento más completa y libre que nunca, y después vuelvo a mirarte a ti; cuando sujeto tu cara con mis manos y siento que esos labios son míos, que tú eres mío; cuando cada fibra de mi ser, cada parte de mi cuerpo, cada latido de mi corazón, tiene por fin su pareja, la mitad que le faltaba para existir de verdad...
Cuando, cuando, cuando... En definitiva, cuando tú, yo.
Lo que menos importa es el tiempo. Quiero todas y cada una de mis vidas a tu lado. Una sola sería poco para disfrutarte.